martes, 19 de marzo de 2013

REFORMA EN TELECOMUNICACIONES


En una semana cambió el panorama de las telecomunicaciones en México. Con la presentación de la reforma de la ley de telecomunicaciones, se abre una esperanza para que todos los mexicanos tengamos la posibilidad de tener acceso a banda ancha, internet, más opciones en radio en televisión y una mayor y verdadera competencia.
Sin duda esta es una  de las acciones más importantes que ha realizado el gobierno de Enrique Peña Nieto en los pocos más de 100 días que tiene como mandatario. Esta iniciativa, que muy pronto se convertirá en ley, ha tenido una buena aceptación entre los diversos sectores de la sociedad, incluso hay un video circulando por la red donde periodistas, activistas, políticos y artistas,  apoyan esta propuesta que la consideran como "histórica".
Modificar la forma de competencia en materia de telecomunicaciones había parecido, por lo menos en los dos sexenios panistas, como un hecho que no podía suceder debido a que las televisoras y el principal proveedor de telefonía fija en el país, nunca iban a permitir que les tocaran sus reinos.
Peleas, demandas legales, fusiones de Televisa y Azteca para formar un frente único en contra de Telcel y Telmex; sabotajes políticos ante cualquier indicio de licitar nuevas cadenas de televisión abierta y un gobierno débil y maniatado, fueron los indicadores que nos hicieron comprobar que estos personajes eran los que decían y determinaban cómo eran las reglas de su juego, a pesar de estar trabajando sobre un bien público y patrimonio de la nación.
Algo  sucedió, ya que ahora, con esta nueva ley que va contra los monopolios,  la exclusividad de servicios, la limitación de opciones para la sociedad y que abre una nueva forma de competencia, nadie -ni Televisa ni TV Azteca ni Grupo Carso- repelaron o hicieron sus berrinches acostumbrados.
Muy al contrario, todos muy decentes aceptaron las nuevas reglas de juego, se autodenominaron "competidores limpios" y que buscan mejores beneficios para la sociedad y todos - ahora sí-, no tiene problemas por competir y dar servicios de mayor calidad a mejores precios.
¿Qué les sucedió? ¿Qué los hizo cambiar de opinión, por qué relajaron su postura altanera y retadora en contra del estado para mostrar ahora una cara de "civilidad" y "juego limpio"? Estás son de las cosas extrañas que suceden en la política y en los negocios en México, de un día para otro todo cambia y se acomoda según los intereses.

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